domingo, 27 de mayo de 2012

LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL DEL SIGLO XVIII: SITUACION DEL PROLETARIADO

Acabamos de ver cómo al desaparecer las tierras comunales, muchos campesinos se trasladan a la ciudad. De esta manera, en las ciudades industriales se va acumulando una masa de personas en busca de trabajo. Esta abundancia de mano de obra es aprovechada por los dueños de las fábricas (los capitalistas industriales), que contratan a los obreros por salarios miserables. Así, la situación de estos trabajadores de fábricas es espantosa. El sueldo que reciben apenas les da para comer, visten de andrajos y habitan en inmundas chabolas a las afueras de la ciudad; están sometidos, además, a una jornada laboral agotadora que no baja de las 14 horas diarias. Para colmo, muchas veces los industriales, a fin de pagar todavía menos, lo que hacen es contratar a mujeres y niños. De esta forma la masa trabajadora se halla siempre hambrienta, y su vida media no suele superar los 40 años. Muchos matrimonios obreros no pueden alimentar a sus hijos y se ven obligados a abandonarlos en los orfelinatos. Estas instituciones se vieron tan sobrecargadas de niños, que comenzaron a venderlos a las fábricas, convirtiéndolos así en verdaderos esclavos que trabajaban sólo a cambio de la alimentación. Es todo ese mundo de miseria y de dolor que nos describe Dickens en su  novela «Oliver Twist».

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